jueves, enero 12, 2006

Encuentro homoerótico

Barichara/Exterior/Día

El incandescente sol cegaba mis ojos mientras caminaba por una de las empindads calles en aquel pueblo colonial clavado en la montaña, me encontré de pronto frente al hospital del pueblo, encima de un prominente portón verde y en forja oxidada: Hospital San Juan de Dios.

Como cualquier voyerista acerque con premura mi ojo a la cerradura de la puerta (instintivamente recordé a Norman Bates), lo que vi: una contra puerta del mismo color del portón que no deja ver nada. Me retire un poco para lograr apreciar la fachada de la enorme construcción de ladrillo, era imponente, uno de esos edificios que guardan secretos desde épocas en que nuestro árbol genealógico apenas era un somero arbusto.
Frente al hospital, sobre un podio de ladrillo, una estatua de la Virgen María, sentado al lado de la virgen un joven; y finalmente un inmenso yarumo que daba sombra a la virgen y al joven.

No se de donde pero brotaron en mi deseos de socializar, así que me acerque al joven y le pregunte por aquella edificación que me había fascinado. Con una voz dulce y afable el muchacho inicia una adulación hacia mi apariencia física, no responde mis inquietudes arquitectónicas y en vez de ello continua elogiándome gratamente. Sin saber que decir me quedo anonadado mirando los ojos del muchacho, su rostro contenía toda la pureza y la brillantez de un joven que apenas llega a su mayoría de edad, su piel morena y sus facciones delicadas y simétricas merecían una apasionada contemplación.

El joven se pone de pie frente a mi, se acerca a mi oído izquierdo y solicita permiso para darme un beso, todo mi cuerpo temblaba. Como negarle un roce de labios a un joven con esa estampa –un beso es como un vaso de agua, pense, no se le debe negar a nadie-. Accedí, cerré mis ojos y espere cauto el beso de aquel que me había seducido segundos antes, sentí un dedo sobre mis labios, él se acerca nuevamente y me murmura: - allí no me refería. Inmediatamente descifre lo que deseaba aquel muchacho, no fui capas de abrir los ojos, mi silencio era la aceptación total a sus deseos.

Gracias a los dedos del joven la cremallera de mi pantalón comenzó a descender mientras mi excitación comenzaba a subir, con mucha práctica tomo mi miembro y delicadamente lo introdujo en su boca, sentí su tibia saliva en él, comenzó a tragarlo con movimientos lentos para llegar a una cadencia mas precipitada, su lengua intervino para aumentar mi placer. Con ayuda de una de sus manos se aseguro de terminar, no importaron mis alarmas acerca de lo que se venia, satisfecho retiro suavemente mi pene. Abrí los ojos para intentar recomponerme, y allí estaba, la Virgen María contemplando la escena, sin embargo pareciese que esbozará una tímida sonrisa.

6 comentarios:

hoffen dijo...

Virgen Santísima!

Anónimo dijo...

Ay Dios Mío!!!
Que Dios nos coja confesaos...

KMO dijo...

Por Dios, que es este escandalo que intenan armar ustedes?!

Frank dijo...

Ja, ja. De pronto Hoffen se refería a la imagen de la virgen como tal, a nada más (sera tal vez devota?).

Tome la sonrisa de la virgen como una aprobación.

Mr. Hyde dijo...

Don KMO, pues la imagen final ha parecido emoionar mas, que el mismo relato. Me gustó mas el post anterior.

Ah! necesitas corrector(a) de estilo.

hoffen dijo...

Me siento rara poniendo el mismo mensaje en los 5 elegidos como un Spam pero vos has sido elegido para participar en "El juego de los 5 extraños hábitos".
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