El placer de los labios

Cartagena/Exterior/Noche

Caminando por las murallas que rodean el centro histórico de Cartagena me cruzo con una pareja que se besa arrebatadamente cerca de un baluarte y bajo la sombra de la oscuridad. Mi curiosidad me insta a acercarme silenciosamente a los amantes, el joven no tarda en darse cuenta que los observo, sin embargo, parece no molestarle y continua mimando a su pareja.

Me acerco aun más para comprobar que ambos están desnudos y sus cuerpos tocan las piedras calientes de las murallas. Cuando estoy aproximándome al baluarte la pareja deja de besarse y con una mirada contundente ambos me invitan a participar, con la voluntad que llevo dentro (no es difícil saber que no difiero mucha de una ramera) decido involucrarme en aquella intimidad.

Con unos ligeros movimientos me despojan la ropa y me dejan perplejo observando sus hermosos rostros y sus monumentales cuerpos –que excitan como las sensuales esculturas de la Antigua Grecia-. Con mi miembro al aire y la brisa comenzando a tropezar con mi piel aquella desconocida pareja inicia una danza en que sus labios rozan y tocan mi cuerpo, mi sexo.... bajo una coreografía de movimientos sutiles, eróticos y altamente excitantes para mi, aunque... en realidad, los mas extasiados son ellos que bajo una comunicación intima visual y sonora mantienen un estado de ebriedad propio de una bacanal.

Sin demoras llego al clímax, cierro los ojos, siento mi semen que se dispara fuera de mi cuerpo y emito un gemido que compite con el rugido del mar al estrellarse con la costa. Luego, silencio. Recostado en la muralla sintiendo el calor que las piedras emanan, veo alejarse a la pareja que me ha despertado el placer de los labios mientras me lanzan un ultimo beso, una despedida, un abandono.